Elliott Abrams, enviado especial de la Casa Blanca para Venezuela, ha dicho que Estados Unidos no quiere perseguir ni juzgar a Nicolás Maduro si éste deja el poder voluntariamente.
Redacción Diario Las Américas.-
—El enviado especial de la Casa Blanca para Venezuela, Elliott Abrams afirmó que Estados Unidos no pretende perseguir ni juzgar a Nicolás Maduro si éste deja el poder, aunque aseveró que hasta ahora no se han visto señales de que el dictador desee ceder su puesto.
En una entrevista concedida a The New York Times el 27 de agosto, Abrams aseguró que no hay una persecución contra Maduro. “No estamos tras él, queremos que tenga una salida digna y que se vaya”.
“No queremos procesarte y no queremos perseguirte. Queremos que dejes el poder”, dijo Abrams en referencia a Maduro.
Abrams se refirió a las informaciones que surgieron recientemente sobre supuestos contactos “de alto nivel” entre representantes de los gobiernos de Washington y Caracas, y que fueron difundidas por los propios gobernantes de ambos países, Donald Trump y Nicolás Maduro.
“La noción de que estamos negociando es completamente equivocada… y la noción de que hay un patrón de contactos es equivocada. Ha habido mensajes intermitentes y creo que a la gente le parecería completamente predecible cómo es el mensaje muy ocasional desde Washington: ‘necesitan regresar a ser un país democrático. Maduro necesita dejar el poder. No debe postularse en una elección. No retiraremos las sanciones hasta que esté fuera del gobierno”, dijo Abrams.
El representante estadounidense añadió que los mensajes que han recibido en Washington desde Venezuela han sido “muy poco frecuentes” desde finales del invierno y que contenían información dudosa, aunque todos han expresado que Maduro seguirá resistiendo la campaña de presión internacional lanzada desde Estados Unidos.
La semana pasada, el presidente Trump había dicho que la Casa Blanca estaba manteniendo contactos de “muy alto nivel” con representantes del régimen de Maduro. Posteriormente, Maduro también indicó que había autorizado conversaciones de funcionarios de su régimen con la administración estadounidense.