Daysi Kindelán (fotos del autor).
“Cuando esperas a San Lázaro en familia te sientes mejor. Antes no todos se ponían de acuerdo en el tema religioso”.
— El 1ro de noviembre de cada año, Daysi Kindelán se viste de púrpura y yute para recorrer las calles habaneras pidiendo limosna. Mientras empuja el coche con la efigie de yeso de San Lázaro, la devota entona cánticos de súplica religiosa que anuncian el paso del santo, al que los cubanos ofrecen promesas extremas.Durante el recorrido, medio centenar de creyentes se persignan ante la imagen del mendigo milagroso y arrojan limosnas en la cesta de colecta. Cuando se acerca la medianoche del 16 de diciembre, la devota incia la velada en su casa para celebrar el Día de San Lázaro, que culmina en la mañana del 17 con la salida familiar hacia el Santuario Nacional del Rincón.
Desde principios del siglo XX, la familia de Daysi Kindelán mantiene la tradición de celebrar en la casa, el advenimiento de San Lázaro, identificado en el sincretismo como orisha Babalú Ayé.
Martha de 88 y Luz María de 85 años, miembros de la familia Kindelán, relataron a CubaNet su parentesco con los 150 000 haitianos llegados a Cuba, en la última oleada migratoria desde el 1921 hasta 1959.
Celebración de San Lázaro.-
Las ancianas fieles a la Regla Ocha o santería, aseguran que mantienen la tradición transmitiendo la herencia religiosa a los jóvenes de la familia.
“Desde que tengo uso de razón en nuestra familia se venera a San Lázaro”, dice Luz María. “Nunca hemos dejado de celebrarlo con la familia y amistades, como nos enseñaron de pequeñas (…) En tiempos malos y buenos hemos mantenido la festividad; hacerle su altar, darle de comer lo que lleva y ofrecerle un toque (de tambor) “, agrega la anciana.
Durante las celebraciones en las casas, la regla yoruba señala como animales de inmolación para San Lázaro o Babalú Ayé; el chivo, el gallo, gallinas guineas y palomas. También se ofrece maíz tostado, pan quemado, coco y vino seco, entre las principales ofrendas en el altar de culto.
En los últimos años La Habana describe un ascenso significativo del número de familias que celebra en las casas víspera de San Lázaro; una tradición vinculada a la religión afrocubana desvanecida.
Los creyentes entrevistados para este reportaje atribuyen el regreso de la festividad a los hogares en Cuba, a la redención del culto yoruba. Otra causa de peso es el aumento de la fe, en un santo popular por los testimonios existentes de los milagros obrados.
Dulce Caballero lleva varios años celebrando la fecha religiosa en su casa.
“Cuando esperas a San Lázaro en familia te sientes mejor. Antes no todos se ponían de acuerdo en el tema religioso, unos porque no querían ser identificados como creyentes, otros porque no tenían fe. Ahora hasta el policía enciende una vela y pide.”
Oscar Palacios, residente en la ruta que recorren los devotos desde Santiago de las Vegas hasta el Templo Católico de culto a San Lázaro, considera que la celebración en las casas se debe a los rituales yorubas.
“En la Iglesia tú no puedes sacrificar animales, ni dejar ofrendas (…) Es mejor para el creyente hacerlo en el ámbito familiar, es algo privado, si quieres tomar alcohol, lo haces. A la Iglesia uno va cumplir con el santo el favor que se le pidió.”
José Carlos, diácono del Santuario Nacional de San Lázaro, declaró a CubaNet que las razones pueden ser varias, pero la principal es el arraigo de la fe, que en situaciones difíciles hace regresar las tradiciones religiosas abandonadas.
“La gente ante tanta dificultad, tanta carencia, el estrés que genera todo lo que se vive en Cuba, sobre todo en la familia, se sujetan, se adhieren a la fe para pedir a un Santo popular en la religiosidad del pueblo cubano.”
El sacerdote considera, además, que la ubicación del Santuario en una zona rural podría influir en la asistencia, considerando los recortes en el transporte en Cuba de los últimos años. Sugirió también que se debe tener en cuenta la seguridad de las personas en la celebración del hogar.
“Muchas personas lo celebran en sus casas y vienen antes o después de la víspera, porque tienen temor a los carteristas, a las cosas malas que producen en las vísperas. Aunque ha descendido el índice de oportunistas que vienen hacer sus fechorías durante las festividades.”
Lo evidente es que el regreso de la velada en los hogares resta devotos a la misa de la medianoche, contemplada como la más importante y concurrida de la vigilia religiosa.
Un santo a la medida popular
De las tres historias que concurren en San Lázaro, la religiosidad popular conformó un santo inspirado en el personaje bíblico amigo de Jesús, canonizado por el catolicismo. El sincretismo despojó al santo católico de los atuendos eclesiásticos, vistiéndolo como el harapiento mendigo, protagonista de la parábola en el evangelio de San Lucas, y lo coronó de sufrimiento sumándole las laceraciones en la piel del orisha Babalú Ayé.
Un número considerable de peregrinos que acuden al Santuario del Rincón no son católicos. Hasta hace tres años, la Iglesia Católica se mostraba reticente a reconocer la preferencia del San Lázaro mendigo, que los devotos proponían a la institución como la figura sagrada de mayor portento para la salud.
Este santo ajustado al espíritu popular, es al que las familias cubanas religiosas rinden culto, basado en una fe inquebrantable que lo ubica en el segundo lugar del devocionario cubano, antecedido por la Virgen de la Caridad patrona de Cuba.
La Iglesia Católica que propone a los santos como mediadores ante Dios, percibió la devoción al verdadero patrón del templo y realizó renovaciones en el Santuario.
Desde el 2017 se cambió la llamativa capa morada que vestía la imagen del mendigo, cambiándola por el diseño de yute. Sin embargo, el cambio renovador fue en el 2018, cuando en el centro del altar mayor fue sustituida la imagen del San Lázaro Obispo por la del mendigo; una clara señal de aceptación del mendigo concebido por el pueblo creyente, que también los ilustra con la piel negra, como Babalú Ayé.
Es prematuro afirmar que el aumento de la celebración de San Lázaro en las casas, sea la causa del descenso en la asistencia de los devotos al Templo, en los últimos meses del año.
El diácono José Carlos manifestó que, desde el mes de octubre, hay un claro declive de visitantes.
“Este año, salvo los fines de semana, he podido apreciar que la asistencia de los peregrinos al Santuario ha sido normal, y a veces por debajo de lo normal. En noviembre después de la segunda quincena, los fines de semana han sido multitudinarios, pero se esperaban más creyentes.”
Reacoger la festividad de San Lázaro en el hogar de los creyentes es una forma de expresar la sed de los cubanos por el libre albedrío. Los devotos describen el auge como el deseo de ofrecer más a San Lázaro, para recibir su ayuda ante las carencias que aquejan a la familia cubana, especialmente, porque el Santo ofrezca la prueba que quieren ver los cubanos.