Cuba: El dólar continúa perdido y su valor se dispara. CADECA en La Habana. Foto archivo.-
Los propietarios de cuentas en los bancos han debido esperar hasta más de 15 días para poder acceder a sus propios depósitos
—No se venderán dólares en las casas de cambio (CADECA) de Cuba. No se dice nada oficialmente pero se constata en la práctica. Las ventas del dólar han sido detenidas aunque en los establecimientos, todos estatales, se mantienen los carteles sobre las tasas de canje y recanje de la moneda estadounidense.
A la pregunta de los clientes sobre si existe la posibilidad de adquirirlos, los empleados de CADECA apenas responden con una mirada compasiva, incluso de burla frente a la ingenuidad de quienes aún no dan crédito a lo que viene sucediendo desde mucho antes que se anunciara la apertura de las nuevas tiendas donde se discrimina al ciudadano que no posee divisas.
La respuesta de un portero de la casa de cambio de la calle Obispo, en La Habana Vieja, es mucho más explícita que cualquier otra: “¿Dólares? ¿Aquí? Eso está más perdido que el papel higiénico y la carne de res”.
Un cajero de la calle Neptuno afirma que hace más de ocho meses que no se vende un dólar al menos en ese lugar y que posiblemente no lo vean nunca más, aunque a solo unos pasos de allí, casi en la misma puerta, hay más de tres contrabandistas vendiéndolos a 1.20 y hasta 1.25 CUC, y comprándolos a 1.12 y 1.15 CUC.
Mientras esto sucede en CADECA, en los bancos igualmente el dólar está retenido. Los propietarios de las cuentas han debido esperar hasta más de 15 días para poder acceder a sus propios depósitos. Aguardan en sus casas por el aviso telefónico del banco para ir a recoger el dinero, casi siempre en billetes viejos y de baja denominación, con lo cual les resulta difícil revenderlos en el mercado negro donde las personas prefieren y pagan más caros los billetes de 50 y 100.
“Incluso te llaman como si te hicieran un favor. Ni te preguntan cómo lo quieres. No puedes planificarte porque no sabes cuándo te llamarán”, dice una señora que esperó durante más de veinte días para extraer unos 500 dólares, para lo cual debió dar explicaciones como si se tratara de un préstamo y no de una extracción.
Las noticias sobre personas que han querido cerrar sus cuentas y aún están a la espera de la autorización, más la ausencia de un pronunciamiento oficial sobre lo que realmente está sucediendo y sobre por qué se ha incumplido la promesa de permitir el acceso inmediato a los depósitos una vez solicitado el cierre de las cuentas personales, ha dado pie a que se aviven los temores sobre un próximo corralito financiero que impida a los propietarios, durante un buen tiempo, hacer uso del dinero guardado o que, incluso, se los obligue a cambiar lo depositado en dólares estadounidenses por otra moneda, como los dos tipos de peso cubano, el CUC y el CUP, aún en circulación.
El valor disparado del dólar y la desconfianza en un CUC sin respaldo y presto a desaparecer en cualquier momento, han provocado una fiebre especulativa que amenaza con colocar el recanje en la calle sobre los 2 CUC por dólar, mucho más probable si la situación política en Venezuela continúa empeorando, si otras contrataciones en el exterior de personal médico se vieran afectadas con episodios semejantes al de Bolivia, si aumentan las presiones del gobierno de los Estados Unidos para que el régimen de la isla renuncie a su probable influencia en las decisiones de Nicolás Maduro y si el uso de dólar continúa generalizándose a determinados hoteles e instalaciones turísticas, como sucede ya en todos los comercios “duty-free” de los aeropuertos.
Aunque las actuales condiciones, es decir, sin leyes que penalicen la tenencia de divisas extranjeras y un flujo más diversificado desde el exterior, llevan a descartar que los valores en el mercado negro alcancen las cifras registradas en la década de los años 90, cuando un dólar llegó a cotizarse sobre los 100 pesos cubanos, frente a un salario estatal promedio que no superaba los 2 dólares mensuales, los tintes que va adquiriendo la crisis, con el desabastecimiento general y profundo, la discriminación monetaria, el estancamiento migratorio (no así el freno a esta, que es algo muy diferente), el recorte de las remesas, entre otros factores, terminarán en breve por establecer valores visiblemente altos en comparación con la capacidad adquisitiva del ciudadano cubano sin acceso directo a la divisa.
Los comentarios en las calles de La Habana coinciden en que será este uno de los peores finales de año, así como que el comienzo del 2020 posiblemente recuerde a muchos aquellos terribles años 90, más allá de festejos y restauraciones de edificios públicos (no así del fondo habitacional) que solo pretenden mostrar un escenario económico muy distante de la prosperidad y sí muy parecido a la debacle.