El periódico The New York Times acumuló una enorme cantidad de evidencia que prueba el rol de Moscú en una serie de ataques aéreos deliberados contra trabajadores de la salud en zonas controladas por rebeldes al régimen de Bashar al Assad
The New York Times.-
—La Fuerza Aérea de Rusia ha bombardeado repetidas veces hospitales en Siria con el objetivo de aplastar los últimos focos de resistencia contra el dictador Bashar al Assad, de acuerdo a una investigación del New York Times publicada este domingo.
Mediante un análisis de grabaciones de audio de la Fuerza Aérea Rusia nunca antes publicadas, registros de observadores aéreos y testimonios de testigos, el periódico logró rastrear bombardeos en cuatro hospitales ocurridos en el espacio de 12 horas el cinco de mayo pasado y vincular a cada uno de ellos con los pilotos rusos que lanzaron las bombas.
Este período de 12 horas es apenas un pequeño recorte en la guerra aérea que tiene lugar en Siria, pero funciona como un microcosmos para comprender la intervención rusa en la guerra civil, que lleva ya cuatro años. Esta semana, un nuevo frente fue abierto en el conflicto, luego de que tropas de Turquía cruzaran la frontera en el norte del país para lanzar una ofensiva contra las fuerzas kurdas allí apostadas.
Desde hace tiempo Rusia ha sido acusada de lanzar ataques sistemáticos contra hospitales y clínicas controladas por los rebeldes que se levantaron en 2011 contra el régimen, como pare de una estrategia para asegurar la victoria de Al Assasd en esta guerra que lleva ya ocho años y más de 350.000 muertos.
Médicos por los Derechos Humanos, una ONG que investiga ataques contra personal médico en Siria, ha documentando por lo menos 583 bombardeos desde 2011, 266 desde el comienzo de la intervención rusa en 2015. En total, se cree que al menos 916 de estos trabajadores de la saluda murieron en estos ataques desde el inicio de la guerra.
Ahora, el New York Times acumuló una enorme cantidad de evidencia para analizar los bombardeos sobre hospitales sirios ocurridos entre el 5 y el 6 de mayo.
A través de posteos en redes sociales, entrevistas con testigos y registros de organizaciones de caridad que aportaban fondos a los cuatro hospitales atacados, se pudo establecer la hora aproximada de cada bombardeo. Luego, el periódico accedió a datos de los observadores aéreos que alertan a los civiles sobre los ataques inminentes y estos fueron cruzados para confirmar que se trataba de aeronaves rusas las involucradas.
El último paso fue escuchar y descifrar miles transmisiones de radio de la Fuerza Aérea de Rusia, que fueron provistas por una de red siria que pidió permanecer en condición anonimato.
La evidencia muestra que aeronaves rusas estaban volando por encima de los cuatro hospitales durante el 5 y 6 de mayo, y los pilotos rusos confirmaron por radio haber realizado los bombardeos.
El bombardeo intencional de hospitales constituye un crimen de guerra, pero la mayoría de las veces probar la culpabilidad de las partes es extremadamente difícil, en especial en medio de una compleja guerra civil en la que intervienen numerosas facciones.
Hasta el momento, y a pesar de las denuncias, las ONGs de Derechos Humanos y los trabajadores médicos no contaban con evidencia sólida para sus denuncias.
Rusia es, además, miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y una suerpotencia militar, lo que ha desalentado un amplio escrutinio de parte de la ONU y las numerosas acusaciones por presuntos bombardeos no fueron tomadas en serio.
“Los ataques contra la salud en Siria, así como el bombardeo indiscriminado de infraestructura civil, definitivamente son crímenes de guerra, y deberían ser investigados al nivel de la Corte Penal Internacional en La Haya”, consideró Susannah Sirkin, directora de políticas en Médicos por los Derechos Humanos.
Pero Rusia y China han vetado “sin pudor” una resolución del Consejo de Seguridad que enviaba este y otros crímenes ocurridos en Siria a la corte en La Haya.
El gobierno de Rusia no respondió a preguntas con respecto al bombardeo de los cuatro hospitales. En cambio, un portavoz del Ministerio de Exteriores indicó que la Fuerza Aérea de Rusia lleva adelante ataques de precisión sólo contra “objetivos debidamente investigados”.
Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, abrió una investigación sobre los bombardeos de hospitales en agosto. La pesquisa, aún en curso, tiene como objetivo determinar por qué los hospitales que voluntariamente informaron sus ubicaciones a una lista de reducción de conflicto de la ONU, que fue provista a Rusia y otros combatientes en Siria para quienes allí figurasen no fueran atacados, igualmente resultaron bombardeados.
De acuerdo a los trabajadores de la salud en Siria, esta lista de la ONU se convirtió en un “menú de objetivos” para las fuerzas aéreas de Rusia y y el régimen sirio.
De acuerdo Stéphane Dujarric, portavoz de Guterres, la investigación en marcha no tiene como objetivo, sin embargo, producir un informe público ni identificar responsables legales. Aún así Vassily Nebenzia, representante de Rusia ante la ONU, expresó sus dudas sobre el proceso luego de que fuera anunciado y manifestó sus esperanzas de que, en lugar de buscar culpables, los investigadores examinen el uso de información falsa por parte del organismo.
Entre abril y septiembre, Rusia y el régimen sirio lanzaron un asalto sobre el último bastión rebelde ubicado en Idlib, en el noroeste del país. Durante ese tiempo 54 hospitales y clínicas controladas por los rebeldes fueron atacadas, de acuerdo a la oficina de Derechos Humanos de la ONU. Al menos siete de estos sitios habían intentado protegerse agregando sus ubicaciones a la lista de reducción de conflicto del organismo.
Los cuatro hospitales bombardeados en 12 horas entre el 5 y el 6 de mayo estaban en esa lista.
El primero fue el Hospital Quirúrgico Nabad al Hayat, un gran centro de salud subterráneo en el sur de Idlib que presta atención a una población de 200.000 personas. Allí se practicaban 500 operaciones y se trataba a 5.000 pacientes al mes, de acuerdo a la organización estadounidense de caridad Syria Relief and Development, que aportaba fondos para sus funcionamiento.
Desde su apertura en 2013 Nabad al Hayat fue bombardeado tres veces y se había trasladado a una locación subterránea en medio de una zona agrícola para protegerse de los ataques aéreos.
Fue el primero de los hospitales atacados el 5 de mayo, precisamente a las 2:32 PM. En una comunicación de radio de la Fuerza Aérea de Rusia se puede escuchar a un controlador aéreo que provee a un piloto las coordenadas de longitud y latitud que corresponden a la ubicación exacta de Nabad al Hayat.
A las 2:38 PM el piloto afirma haber visto el objetivo y dice tener la “corrección”, código interno que indica que el blanco está en su mira. El controlador aéreo aprueba el ataque transmitiendo el código “Tres sietes”.
Observadores aéreos en el terreno registraron el vuelo de un cazabombardero ruso sobre Nabad al Hayat en el mismo horario de esta conversación.
Las bombas cayeron sobre Nabad al Hayat a las 2:40 PM, de acuerdo a la organización caritativa Syria Relief and Development. A esa misma hora, el piloto reportó por radio que había dado en el blanco. Segundos después, periodistas que se encontraban en la zona capturaron con sus cámaras la caída de tres bombas que penetran el techo del hospital y explotan bajo tierra, levantando columnas de concreto y tierra.
En desarrollo…
Publicado por Infobae.-