La Unión Patriótica de Cuba llamó a las calles a todos los cubanos el 8 de setiembre de 2019.

 

Por: Vicente Morín Aguado.

—El ocho de septiembre pasado se ejecutó violentamente una interrupción de embarazo,
la criatura nonata era una rebelión popular, los cirujanos, fuerzas represoras del
régimen de Raúl Castro y su gobernante designado Miguel Díaz-Canel. En el empeño emplearon                           desde el afilado bisturí de uniformados con armas largas, hasta la anestesia masiva de un concierto                             de música popular por Gente de Zona la noche anterior en La Habana.
Hasta hoy el régimen de la Plaza de la Revolución ha logrado controlar la extendida
inconformidad popular sin mayores contratiempos. Una excepción ocurrió el 5 de
agosto de 1994, el llamado “maleconazo”, cuando miles de personas salieron a las
calles, rompiendo las vidrieras de las tiendas recién abiertas, donde la extrema escasez
podía paliarse pagando en dólares recién autorizados, parte de los productos
desaparecidos de la red comercial socialista.
Hace 25 años el conato de rebelión popular encontró, de un lado el cerco bien montado
de tropas especiales de las fuerzas armadas revolucionarias (FAR), complementado
con la irrupción personal en el Paseo del Prado del todavía carismático Comandante en
Jefe Fidel Castro.
La idea de retar al sistema represivo, tristemente célebre por el extendido mito de su
eficacia absoluta, venía gestándose entre los opositores. A mediados de junio de este
2019, una convocatoria a marchar por las calles, proclamada desde el exterior, sin
concierto con el liderazgo interno, quedó solamente en la intención mediática.
Parecía una vez más que el sentir popular continuaría siendo el silencio de los
corderos.
Pero el 8 de septiembre se perfilaba algo diferente. La convocatoria partía de
organizaciones que no eran los grupúsculos de siempre, según el despectivo decir de
la propaganda castrista. A la cabeza estaba la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU),
cuya actividad es notoria hacia el oriente del país, bajo el liderazgo de José Daniel
Ferrer, un ex preso político de la “primavera negra”, quien se negó al exilio que le
ofrecieron los perdonavidas del gobierno, con la iglesia católica de Celestina y la Unión
Europea de magnánima receptora.
Tal contubernio sería enfrentado de una forma u otra por los convocantes a la marcha
cuyo símbolo eran girasoles. Esta flor extendida por todo el planeta, se asocia en Cuba
con la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la nación, cuya fiesta, centrada en
una procesión popular repetida en todas las ciudades del país, se celebra precisamente
cada 8 de septiembre.
La escena se completaba con la llegada al país de Federica Mogherini, Alta
comisionada de la UE para las relaciones exteriores, una ex militante del partido comunista                             italiano, quien ha llegado a decir que “En Cuba existe la democracia de un
solo partido.”
La italiana venía a confirmar un pacto de millones de euros con el gobierno,
protegiendo además las inversiones de los capitalistas del viejo continente en nuestro
archipiélago, sin preguntar lo mínimo sobre el destino de los disidentes, ojos y oídos
obtusos ante la represión.
En la mañana del día señalado soldados con armas largas junto a la policía,
irrumpieron en la morada de Ferrer en Santiago de Cuba, arrestando a una treintena de
combatientes listos para salir a las calles, encabezando con riesgo y ejemplo la
manifestación en ciernes.
Similares arrestos, con amplia demostración de fuerza, se efectuaron en muchos
lugares del país, contabilizándose preliminarmente 161 detenidos, pertenecientes a la
UNPACU, Cubadecide y otros grupos opuestos al gobierno. Las valientes Damas de
Blanco estaban cercadas policialmente desde semanas atrás, sin opción de
movimiento. Sus dirigentes, entre ellas Berta Soler, fueron preventivamente apresadas.
Se cumplía una orden de Raúl Castro emitida un cuarto de siglo atrás, cuando aquel 5
de agosto, crujían cristales junto al Malecón. Parecía que los inconformes acabarían
incendiando la capital cubana.
Se encontraba este cronista en el piso cuarto del edificio del Ministerio de las FAR,
junto a una veintena de colegas, invitados por quien era en aquellos momentos el
segundo hombre al mando de Cuba.
Ante la posibilidad de una revuelta que amenazaba hacerse incontrolable, el General
de generales dijo: “No hay por qué preocuparse, estos asuntos hay que atacarlos
nonatos.”
La combinación entre garrote y zanahoria se concretó aquella vez con el ejército a la
vista de todos, en tanto Fidel rompía las expectativas irrumpiendo a pie en las calles.
Este 8 de septiembre no había Comandante actor, apelaron a una variante de ocasión
para crear el consabido Circo, porque el pan escasea en Cuba. Se prestaron a la
manipulación los músicos de Gente de Zona, extrañamente desconectados de la
actualidad de su país.
La noche del siete de septiembre decenas de miles de personas bailaban atontados
ante la magia de la agrupación musical de mayor relevancia dentro y fuera de nuestra
patria en el día de hoy.
Al amanecer, mientras los artistas, seguramente agotados por el concierto,
descansaban en seguras y confortables habitaciones, cumplido el acuerdo para con el
gobierno que en su ignorancia cómplice Alexander y Malcolm confunden con el orgullo
de ser cubanos, en Santiago de Cuba un hombre valiente escribía en su cuenta de
Twitter:

#Cuba Más arrestos desde temprano. Desde ayer 30 activistas se encuentran
desaparecidos. No se sabe dónde les tienen. Las familias desconocen su
paradero. Habrá más detenciones en la medida que se acerquen las 10 a.m. ¡A
esa hora saldremos a las calles en muchos lugares!!!
Mataron la criatura, pero hay testimonios contundentes de que el vientre materno desboda fertilidad.-

José Daniel Ferrer @jdanielferrer