“Voy a la prisión con mi conciencia muy tranquila y con una dignidad que ya quisieran tener un día quienes me han colocado en esta situación” R. J. Quiñones Haces.-

—Parece que a las autoridades judiciales guantanameras no les basta con la sanción de un año de privación de libertad que me impusieron en el espurio proceso judicial que terminó en primera instancia el pasado 7 de agosto y ratificó el tribunal provincial popular de Guantánamo el pasado 23 de agosto del 2019 en las actuaciones correspondientes al Recurso de Apelación No.147 del 2019, radicado por la sala de lo penal de ese presunto tribunal de justicia.
Regresé de Cienfuegos, ciudad y provincia de origen a la cual tuve que escaparme para poder acompañar a mi padre en sus últimos momentos de vida, el pasado lunes 26 de agosto en horas de la mañana y ese mismo día fui citado para que asistiera el tribunal provincial popular de Guantánamo al día siguiente, donde “los jueces” encargados de resolver el recurso de apelación, señores Amalio Alfaro Matos, Yadira Giró Hernández y Julio J. Tamayo Arévalo dictaron una sentencia que –como bien dijo en reciente artículo el colega Alberto Méndez Castelló- quedará como una clara referencia de lo que es la justicia de la dictadura fascista cubana.
Conforme a lo establecido en el artículo 50 de la Ley de Procedimiento Penal solicité aclaración de sentencia el miércoles 28 de agosto, debido a que los jueces se desentendieron de importantes aspectos procesales y de hecho alegados en mi recurso de apelación. Aunque nunca esperé nada de ello, dada la naturaleza de estos procesos y a la falta de independencia de los tribunales cubanos.
Ese mismo día 28 de agosto fui citado para presentarme el viernes 30 en el tribunal municipal de Guantánamo y, al día siguiente, fui citado para ese mismo día 30, a las 8:30 a.m. en el tribunal provincial de Guantánamo, distante unos dos kilómetros del primero.
Al tribunal municipal popular de Guantánamo llegué a las 8:00 a.m., conforme establecía la citación, pero me dijeron que la atención al público no comenzaba hasta las 8:30 a.m., así que opté por dirigirme al tribunal provincial.
En el tribunal provincial popular de Guantánamo me notificaron el Auto de fecha 29 de agosto de 2019, en el cual los jueces declararon que tampoco procedía la aclaración de sentencia solicitada.
A las 8:35 a.m. ya estaba de regreso en el tribunal municipal pero fui atendido sobre las 9:25 a.m. A esa hora la secretaria que me atendió me entregó un documento titulado “Carta de Presentación de Trabajo Correccional con Internamiento”, dirigida al Jefe del Centro Penitenciario de Guantánamo, para que me presentara el próximo día 12 de septiembre.

Aprovechando mi estancia allí solicité que me entregaran la copia literal del acta del juicio oral celebrado en el Tribunal Municipal el pasado 7 de agosto, así como la de la sentencia, pero los documentos todavía no estaban, según me informaron.
Cuando parecía que todo estaba claro, este sábado 31 de agosto, en horas de la noche, la vicepresidenta del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) me entregó una nueva citación para que me presentara ante el Tribunal Municipal de Guantánamo este martes 3 de septiembre a las 9:00 a.m.

Llegué al citado tribunal municipal junto con mi esposa, alrededor de las 9:05 a.m. Luego de entregar ambas citaciones, una de las secretarias me dijo que me sentara en uno de los bancos del pasillo situados en el segundo piso del tribunal. Desde allí la vimos entrar a varias oficinas, salir de ellas y conversar con otras personas, hasta que aproximadamente a las 10:15 a.m. me notificaron un nuevo documento donde se afirma que debo presentarme en la prisión provincial este 5 de septiembre a las 8:00 a.m., es decir, pasado mañana.
Desconozco si este proceder es una muestra más de la desorganización y falta de capacidad técnica y profesional del tribunal municipal popular de Guantánamo o si, por el contrario, se trata de otro método de hostigamiento psicológico.
No me voy a presentar voluntariamente en la prisión provincial. Ya que la presidenta del tribunal que me sancionó y los jueces del tribunal provincial que hicieron el otro montaje de una puesta en escena sobre un presunto acto de justicia, aseguran que soy un ciudadano peligroso, he pensado que entonces lo mejor es esperar a que vengan a detenerme en mi propia casa, ojalá que con la misma aparatosidad y despliegue de fuerzas que de forma tan cobarde han realizado otras veces cuando han venido a allanar mi vivienda para robarme mis bienes. En definitiva no tengo por qué gastar mi dinero en trasladarme a la prisión para cumplir una sanción injusta e ilegal que es una extraordinaria vergüenza para toda persona que trabaje en un tribunal y se respete.
Dejo bien claro ante la opinión pública lo siguiente: Soy un hombre pacífico, jamás he tenido problemas en la vía pública y carezco de conocimientos de defensa personal, pero voy a defender hasta las últimas consecuencias mi dignidad y no les voy a permitir ni a los militares de la prisión ni a los delincuentes que utilizan en ella para sus trabajos sucios ninguna falta de respeto. Sencillamente porque no les tengo absolutamente ningún miedo.
Si a los oficiales de la Seguridad del Estado y del Ministerio del Interior se les ocurre usar a los delincuentes que les sirven de chivatos en el interior de la prisión para atacarme, ya están avisados. Lo que ocurra será de su entera responsabilidad. Y voy a la prisión con mi conciencia muy tranquila y con una dignidad que ya quisieran tener siquiera un día quienes me han colocado en esta situación.