Por Hugo solares para CubitaNOW.-
—En un inusual arranque de crítica despiadada hacia una de las presentadoras más importantes de la televisión cubana, el periodista Julio Martínez Molina, del periódico 5 de septiembre, ha soltado improperios contra la artista, salpicando también a algunos de sus familiares más cercanos, en un artículo que lleva por nombre: “Egolatría y narcisismo en la televisión cubana”.
El artículo cuestionó que Massola hubiera utilizado el espacio televisivo de 23 y M para celebrar su cumpleaños, con la intervención de personas allegadas a la actriz, quienes le hicieron halagos públicamente.
“No creo que ni siquiera una cadena privada le hubiera concedido un tiempo semejante a su presentadora, en hora punta, para que un grupo de familiares le hicieran loas y cantos de gesta, entre pucheros y mohines de la agasajada, en triste puesta en escena con demasiado de esa frivolidad que solo la adquisición de educación y cultura permitirá desterrar de una vez de varios de nuestros universos de exposición pública”, afirmó Martínez Molina, quien no utilizó ni una línea de su texto para mencionar los innegables méritos artísticos de Edith Massola.
Igualmente, alejándose del concepto propio de show televisivo, y de cómo se construye de manera multidimensional, explicó que por 23 y M “desfilan cada semana desde grandes personalidades de la cultura a gente que solo se conoce ella, o goza de celebridad cosmética, pero con un grado de autoestima tan alto que ni las águilas podrían remontarlo”.
Pero fue más allá, incluso, al hablar despectivamente de Natalia, la hija de Massola, quien vive en Miami, y según el periodista cienfueguero, había desaparecido hace mucho. “Yo, sinceramente, la única imagen que guardaba de ella era fungiendo de modelo para Baby Lores e Insurrecto Clan 537 en La Caperucita. Hasta el sábado”, ha añadido Martínez Molina.
En un acto de defensa de Massola, el periodista cubano Lázaro Javier Chirino Díaz, quien actualmente reside en España, expresó sobre el artículo: “Si la crítica fue hecha con pluma y lentejuela y cierto aire de superioridad y un retintín más cercano a la envidia que al verdadero deseo de que la TV de Cuba se vea mejor, entonces no tiene valor alguno, al menos para mí. Resulta que Edith, aunque no es del todo agradable para mí, ha logrado tener cierto sello distintivo en 23 y M, lo cual es muy difícil en las actuales condiciones con las que hoy se hace TV en Cuba. Ser venenoso para sonar grandilocuente no es motivo para deshojar a quien por muchos años ha logrado tener cierto grado de preferencia popular, que tampoco es sinónimo de calidad”.